La gran ofensiva de los almohades
Alfonso VIII y Alfonso IX decidieron reunirse en Toledo, el monarca leonés reclamó como contrapartida a su ayuda la rectificación de la frontera de los Campos Góticos hacia los antiguos límites siempre entre León y su antiguo condado dependiente, ahora reino, de Castilla; Alfonso VIII se negó taxativamente y la amenaza de guerra apareció de nuevo. Pedro Fernández de Castro “el castellano”, que había estado en la batalla de Alarcos contra el “Miramamolín”, propuso al rey de León la alianza militar con los almohades para superar la coalición entre los reinos enemigos de Portugal y Castilla, que amenazaban con asfixiar al reyno leonés. Alfonso VIII puso esta conducta leonesa en conocimiento del Papa Celestino III ; al Sumo Pontífice el rey Alfonso IX le parecía una especie de traidor insuperable.
Alfonso VIII buscó la alianza de Sancho VII “el Fuerte” de Navarra, sin éxito por sus habituales querellas fronterizas; Alfonso II de Aragón intentó mediar pero su fallecimiento (mayo de 1196) dio al traste con todos los esfuerzos, su hijo Pedro II bajo la regencia de la reina madre Sancha, tía de Alfonso VIII de Castilla, se volvió más beligerante, si cabe, contra el monarca de León. Sancho VII “el Fuerte” de Navarra envió una embajada a Sevilla y se preparó para una confrontación con los castellanos en La Rioja. Las etapas de la situación militar son:
1º. Yaqub rinde Montánchez (16 de abril de 1196), así se evitaba la expansión castellana hacia el río Tajo que hubiese ahogado al Reyno de León. Sancho VII “el Fuerte” de Navarra atacaba Soria y Medinaceli, los almohades arrasaban Plasencia, Escalona y las huertas de Talavera de la Reina. En junio Alfonso IX con tropas auxiliares mahometanas (algo que era y sería habitual en toda la Alta y Baja Edad Media, incluyendo Los Reyes Católicos, pero que había sido alumbrado por los condes castellanos, en el pasado, contra sus señores naturales que eran los reyes de León) llegaba a Carrión de los Condes y Villalcázar de Sirga, encontrando las tropas leonesas gran ayuda de los vecinos, no hay que olvidar que había sido tierra leonesa en el pasado reciente. Almohades y leoneses se replegaron a continuación.
2º. Alfonso VIII informó, de nuevo, al Papa de que las tropas leonesas habían arrasado cosechas y destruido iglesias en la Tierra de Campos como enemigos de la Fe del Cristo-Dios. “El rey Alfonso IX de León llevó moros a robar en Castilla”. El Papa promulgó una bula (31 de octubre de 1196) que negaba y prohibía realizar firmas para la paz con el Islam y sólo admitía la de treguas; excomulgó a continuación a Alfonso IX y puso sus reinos en entredicho. Primigéniamente a estos hechos de la curia vaticana, Alfonso VIII , con sus aliados aragoneses, había tomado cumplida venganza de su habitual enemistad con su primo leonés, aherrojando a varios nobles leoneses en Castroverde, y arrasando todo lo que encontraban a su paso hasta Asturica Augusta-Astorga, para a la vuelta dejar el Castro de los Judíos-Puente Castro de la caput regia leonesa, León, como un auténtico solar; el eco de los daños castellanos, iguales como mínimo a los realizados por los leoneses, no llegó a Roma.
3º. La Orden leonesa de Santiago apoyó a Alfonso VIII y Alfonso IX la castigó con el secuestro de la Encomienda de Castrotorafe. Alfonso IX montó una gran ceremonia en Compostela (23 de enero de 1197), haciéndose armar caballero por el Apóstol Santiago, buscó el apoyo arzobispal compensando al cabildo catedralicio con otras rentas regias que fueron enajenadas. La judería del Puente Castro donaría 500 sueldos a la catedral de León.
4º. En Córdoba estaban denunciando a Averroes (ibn Rush) y el filósofo fue confinado en Lucena. Maimónides también se había visto obligado a huir de una Córdoba volcada hacia la ortodoxia, el shísmo y la intolerancia, y se encontraba en El Cairo como médico de Saladino. La campaña de Yaqub de 1197 fue un fracaso, “fuese el rey de Marruecos por la vía de Dios”, entraría en Talavera y Maqueda, no pudo hacerlo con Toledo, Madrid, Guadalajara, Huete, Cuenca y Alarcón. Yaqub aceptó una tregua de diez años con Alfonso VIII e invernó en Sevilla. Alfonso IX no recibiría los auxilios solicitados al almohade, ya que este moriría la noche del 22 de enero de 1199, su hijo Abu Abd Allah Muhammad ben Yaqub ben Yusuf ben Abd al-Mumin de 17 años fue reconocido como su sucesor.