La idiosincrasia del rey Alfonso IX de León
Alfonso IX empleó como títulos el de Rey de León y de Galicia. “Era de una vitalidad extraordinaria. Fuerte y valeroso, alto y rubio de acuerdo con la línea de sus ascendientes, de ojos azules, desconfiado y propicio a la ira, inteligente, religioso, mujeriego y vital; cinco hijos nacidos dentro de dos matrimonios disueltos por la Iglesia Católica y catorce habidos en al menos cinco amantes, constituyen un buen alarde; máxime si se piensa que murió a los 58 años y que hubo nacimientos póstumos” (L. Suárez Fernández. 1993). Su primera esposa Teresa de Portugal y uno de los hijos tenidos con la segunda, Fernando III , son santos, la mayor de sus hijas, Sancha, es venerable (era religiosa de la Orden de Santiago), su segunda esposa Berenguela y su otra hija, Dulce, estaban muy cerca del ideal religioso de santidad. El responsable de la “revolución de lo femenino” fue san Bernardo de Claraval, que reconocía en la Virgen María la función de corredentora, ocupando para el Cister el puesto de honor, que antes sólo estaba reservado al Cristo-Dios. Alfonso IX mantenía relaciones políticas cordiales con sus ex-esposas, que acudían en su ayuda en caso de conflicto. Leonor de Castilla con las Huelgas de Burgos y Teresa de León con el de Lorvao, eran las dos grandes fundaciones femeninas cistercienses. Alfonso IX consideraba incomprensible la ingerencia papal en sus matrimonios y cuando el obispo de Oviedo se opuso a su boda con Teresa de Portugal fue desterrado sin ambages. Pero lo que no se toleraba en la Iglesia Católica a los ciudadanos normales leoneses, tampoco se permitía al propio rey de León.