La pléyade creativa leonesa lentamente va recogiendo galardones literarios como símbolos de reconocimiento. Símbolo (gr.: sin-bolon) significa la unión de dos piezas; en este caso de la capacidad creativa de este leonés con la valoración de su extensa obra a través del segundo premio literario nacional en prestigio, tras el Cervantes, el Premio Nacional de las Letras. Un premio destinado a toda una obra, aún incompleta en el caso de José María, quien ya ha sido merecedor de otros premios nacionales señalando una obra y un género: Nacional de Narrativa (2013) y Nacional de Literatura Infantil y Juvenil (1993); mas este es a toda una trayectoria que en este caso se faja y recoge todos los géneros abordados: poesía, ensayo y sobre todo narrativa en diversidad de modalidades: novela, cuento, microrrelato.
Ciertamente nuestro autor recurre a esta pluralidad de géneros por necesidad de dar cauce al magma creativo que posee. Cauce que se enriquece en las tareas de antólogo, conferenciante y narrador oral. De esta última referencia sobresale la recuperación junto a Juan Pedro Aparicio, Luis Mateo y Alfonso García en la tradición oral leonesa del Filandón.
El jurado del premio concedido resalta “su maestría y excelencia en la creación de literatura fantástica en las modalidades (…) y también por la inteligencia de sus reflexiones teóricas sobre la ficción”. Y concluye: “José María Merino es todo un referente para sucesivas generaciones”.
Ciertamente esta referencia no acaba en su valiosa obra literaria, se incrementa con su compromiso con la gente y la tierra leonesas. Nuestro autor asiste y defiende cuanta causa justificada se alce contra el maltrato con su región. Como miembro y vicepresidente del colectivo “Amigos de los Decreta” no solo asume vindicaciones encaminadas al nacimiento de León con autonomía propia sino también al desvelamiento de falsedades y a la recuperación de una historia aligerada de tergiversaciones intencionadas. Nuestro creador define, en este sentido, el aforismo propio: “la realidad no necesita ser verosímil”. Y la actual realidad leonesa devenida es consecuencia de intereses espurios y ajenos que conducen a que la historia leonesa sea diseñada por agentes externos, ¡¡grave error!!; error frente al que las gentes leonesas están convocadas a corregir toda vez que en esta respuesta se juega el futuro.
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