José Manuel Diez Alonso

La primera documentación de los emblemas, armas y estandartes que identificamos como leoneses, en los albores de la heráldica, la encontramos durante el reinado de Alfonso VII, que el 26 de mayo de 1135 se hace coronar emperador en la Catedral de León. El león se encuentra en un sello rodado de Alfonso VI, pero parece ser una copia posterior (Sánchez Badiola 2006:5).
Según el autor del Poema o Prefacio de Almería de la Chronica Adephonsi Imperatoris, las armas de la ciudad, cabeza del reino leonés, van en los estandartes del emperador:
Florida milites post hos urbis Legionis / Portans vexila, prorumpit more Leonis.
Tras éstos, la florida caballería de la ciudad de León / portando banderas, irrumpe como un león.
(…)
Sunt in vexillis et in armis Imperatoris / Illius signa tutantia cuncta maligna,/ Auro sternuntur quoties ad bella feruntur (…).
En las banderas y en las armas del Emperador, /las insignias (de la ciudad de León) protegen contra todos los males, / se recubren de oro cuantas veces son llevadas a la guerra (…).

Son las insignias de la urbe regia legionense las que figuran en los vexilos y en las armas del emperador. Nada nos dice el autor del poema acerca del color y de la composición de los estandartes. Si nos basamos en los sellos de la época de Alfonso VII, las banderas llevarían figuras de leones.

La más antigua representación plástica del león leonés(2) que podemos considerar ya heráldica, es decir, las armas circunscritas en un escudo(3), la encontramos en el retrato(2) ecuestre de Fernando II, en el Tumbo A de la Catedral de Santiago (fig.1). Otras ilustraciones de reyes anteriores a Fernando II con leones son las de Vermudo III (fig.2), con un león rojo sobre un círculo azul a sus pies, y de Alfonso V, con sendos leones de color púrpura rosado (fig.3).

Fig. 7 Vidriera Catedral de León

(1) Edward Sapir enfatizó la condensación como una propiedad crucial de los símbolos. “Se pretende decir con ello que una multitud de significados están prendidos de una forma significante (y de variantes de ella) con capacidad de incremento por asociación conveniente con otras formas significantes. (…) la forma significante es, en relación con lo que puede llegar a significar, insignificante (…) Pero no implica que las formas sean intrascendentes ni arbitrarias. Las interpretaciones resaltan a menudo en las formas simbólicas cuán motivadas están. Es casi un tópico de la simbología política hallar en las banderas de los estados modernos justificaciones de su composición y color acomodadas al territorio, al carácter de las gentes, a episodios de la historia de la formación del estado, etc.” (Velasco Maíllo 2007:18)

(2) Como ha estudiado José Manuel Erbez (2008), la figura del león también ha simbolizado en algunos momentos de la historia a la monarquía y a la nación españolas, por ejemplo, contraponiéndose al águila napoleónica.
(3) Para Faustino Menéndez Pidal (1982:39) “Puede perfectamente calificarse como un ´escudo con león´ protoheráldico”.

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