DAVID DÍEZ LLAMAS

SOCIÓLOGO

Conceyu conjuga bien aquello del decir y el hacer. Promueve acciones pero también trasmite ideas y denuncia aquello que considera un atentado contra la identidad y el bienestar de los leoneses.

Desde esta perspectiva ha creado un blog en el que pretende reunir diferentes artículos que trasmiten ideas leonesistas. Es necesario asentar este pensamiento y evitar ser pasivos ante lo que es el avasallamiento que de forma reiterada se produce.

Es algo tan sencillo como querer seguir siendo lo que toda nuestra vida hemos sido “leoneses”. De forma antidemocrática se nos asignó a un marco autonómico no deseado y esos ha supuesto el declive económico y social de nuestra tierra. Los datos son los que son y no parece que nadie sea capaz de cuestionarlos.

Por todo ello damos la bienvenida a este blog y lo hago recogiendo un artículo que entiendo recoge bien la idiosincrasia de Conceyu.

SOBRE EL DECIR Y EL HACER.

Alguna vez he dicho que el Reino de León es el Reino del “bla, bla, bla…”. En nuestra propia idiosincrasia se asienta el eterno debate que podemos encontrar en nuestras tradiciones de “foro u oferta”. También el parlamentarismo es otra forma de expresión que recoge la idea central de la contraposición de ideas.

En este medio social leonés es bastante habitual que sean muchas las personas que desde la distancia opinan sobre lo que otros hacen. A veces me recuerdan a aquellos aficionados a los toros (aunque yo no lo sea) que demandan al torero que “se arrime” y haga esto o aquello. Diría que en general pecamos de ser en exceso “opinadores” y que tal vez sería conveniente ser más “hacedores”.

En la sociedad leonesa actual hay una mayor tendencia a demandar que otros hagan una determinada, cosa que a hacerla por nosotros mismos. Tal vez habría que volver a reivindicar el modelo de hacendera en el que los vecinos se reunían para tratar de solventar los problemas que pudieran darse en su pueblo. Tal vez en ello también se deja ver que está sociedad leonesa tiene un porcentaje alto de personas de edad que lógicamente tienen dificultades para poder hacer cosas. Es verdad que el hacer cosas requiere un esfuerzo suplementario. También lo es que muchas veces tengamos que elegir entre “lo imperfecto” y el “no hacer”. En mi opinión para avanzar en ocasiones habrá que hacerlo asumiendo que no todo vaya a ser como nos gustaría que fuera. Habrá que valorar en qué medida compensa lo que se vaya a hacer y si es preferible que se haga aun cuando no se organice como a nosotros nos hubiera gustado. Las reglas de la democracia implican un cierto grado de flexibilidad desde el respeto hacia los que discrepamos.

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