Demolición programada de León. (lll) Se bloquean las comunicaciones con el entorno
Ismael González Millán. Conceyu País Llionés
2) Se bloquean las comunicaciones con el entorno: Se anula o dificulta el tránsito de mercancías, cercenando la industria, y el de pasajeros, ambos fuente de actividad económica.
No solo no se desarrolla la potencialidad de León, como nodo estratégico del noroeste, sino que se bloquea todo proyecto que pudiera facilitar una comunicación ágil y eficiente con el resto de la región leonesa, con Extremadura, Andalucía, Galicia, Asturias, e incluso con Madrid.
Al igual que el engaño de la Ley de Sedes, en el plan primario de la Junta se abordó precozmente el bloqueo de León, anulando vías de transporte ya existentes, y dejando obsoletas otras. La Junta optó por clausurar el tren Vía de la Plata (que cedía Renfe -el Estado- a las nuevas Autonomías), que vertebraba la región leonesa; el tramo extremeño siguió activo (desde Plasencia al sur). Dicha vía rompía el irracional sistema radial en que todas las comunicaciones de España debían pasar por Madrid. En esta autonomía, tal sistema centralista ha sido heredado por Valladolid.
En el tramo del Manzanal, sigue sin abordarse la solución a su dificultad orogénica, para permeabilizar el tránsito hacia Galicia, por ferrocarril, que facilitase conexiones más eficaces para convoyes rápidos y pesados.
En León se ha bloqueado el desarrollo del potencial nodo logístico de Torneros, reconocido como tal por todos los partidos, y Europa, desde hace 10 años, mientras que fuera de León se están desarrollando plataformas logísticas (Valladolid, Medina del Campo…) y se proyecta una en Burgos como “nuevo” nodo estratégico del noroeste español.
Para la propuesta de la Junta a Europa, sobre el proyecto “Conectar Europa”, para el diseño del Corredor Atlántico, la Junta, en el mapa enviado a Europa, omitió el aeropuerto de León y la autovía de Burgos, a fin, sin duda, de que León no fuese tenido en cuenta para el eje principal -que ahora irá desde Portugal por Salamanca, a Valladolid y Burgos, camino de Francia; y todo apunta que tampoco lo será para el ramal secundario del noroeste. El resultado final, si la UE aprueba los planes de la Junta, confirmaría que las añagazas “junteras” han sido fructíferas.
Hace días se licitó por Adif el bypass de Olmedo, que posibilitará la derivación de los tráficos provenientes del noreste de España (Cataluña, País Vasco, Aragón…) hacia Galicia, por Zamora, obviando su paso por León y Ponferrada, como era lo esperado desde hace décadas; puede ser financiado con fondos europeos (Mecanismo Conectar Europa). Con otros proyectos complementarios, como la Variante Este (que será financiada por la UE con fondos Nex-Generation) Valladolid se convertirá, de facto, en el nodo ferroviario del noroeste de España, tanto para pasajeros como de mercancías. León sería tan solo un apeadero para carga y descarga respecto al Musel (Gijón), sin conexión moderna con Galicia. La ciudad legionense y Ponferrada perderán toda aspiración a ser núcleo neurálgico ferroviario del noroeste. Parece que, ante la dificultad técnica de aprovechar la curvatura del espacio, han optado por doblar el mapa, haciendo desaparecer un gran tramo entre Valladolid y Finisterre, para reubicar allí el noroeste de España, y acortar distancia y tiempo, con escandalosas maniobras conceptuales y antinaturales que sustenten el interés pinciano. Eso si, como las palabras son en sí definitorias, Tudanca, en lugar de tramo “noroeste” del Corredor Atlántico, le denominó el tramo “central”. El constructo ferroviario en Castilla y León ha ido dando pasos firmes para socavar la fortaleza leonesa (su ubicación estratégica) y construir la alternativa de enlace por Valladolid hacia Galicia, obviando León y Ponferrada. El leonés Silván, como consejero de Fomento, ha sido responsable principal de esos trazados, por acción y por omisión, dejando a Torneros en el abandono más absoluto.
El Ave desde Valladolid a León solo dispone de una vía (único caso de España). Para la integración ferroviaria (soterramientos, etc.) de Valladolid se han presupuestado 300 millones, para León, una limosna de 25 millones.
De la integración de Feve en León, a día de hoy, tras más de 10 años de inacción, según última visita del malogrado Ábalos, aún no saben si desde Nava se hará el acceso a León en tranvía o en autobuses. 10 años dilucidando -¿los ingenieros o los políticos que deciden?- si son galgos o podencos. 10 años en que mucha gente ya ha desistido de usar este medio de transporte (después alegan que no hay demanda), abandonando los pueblos que lo usaban habitualmente.
Por autopista, mientras el gobierno rescata las de Galicia (AP-9), y otras de España (AP-2, AP-7 y otras), en León estamos rodeados por las más caras de España: la del Huerna (AP-66), cuya concesión finalizaba en 2021, pero en el 2000 fue renovada hasta el 2050 por Aznar), y la León-Astorga (AP-71). Para ir a Madrid, hay que pagar el peaje de la autopista del noroeste, entre Adanero y Collado Villalba. Y no hay expectativas de rescatarlas.
La vía rápida León-Braganza estimularía la implantación empresarial, pues crearía un corredor rápido de mercancías desde el norte de Portugal a la Bañeza-León y salida de las mercancías hacia Gijón y los puertos atlánticos de Europa por vía marítima. Pero, mientras Portugal anuncia una amplia carretera de 12 m de ancho en sus 24 km, en los 16 de León las autoridades competentes de España solo proyectan 7m, incluido arcenes, hasta Sanabria. Las posibilidades de desarrollo empresarial se minimizan. Una vez más, queda obvio que se pretende estrangular León (y colateralmente Asturias), para que no se dinamicen sus potencialidades. Hoy los portugueses nos dan lecciones de comunicaciones, de economía.
Mientras en 2008 y 2009 Silván reclamó vehemente al PSOE de Zapatero su realización, en los presupuestos para 2013 y 2015 se negó a incluir el proyecto en los presupuestos. El también leonés Suarez-Quiñones dijo recientemente que “los que quieren la vía rápida León-Braganza, que sigan soñando”, solo se arreglará la carretera. Esperemos que la Plataforma respectiva, con la recién anexión de Colproleón, no estén entretenidos con un simple sueño.
La incomunicación, sumado al cierre de colegios y consultorios médicos (ahora también de bancos y cajeros) fuerza el abandonan de sus lugares de origen: pueblos vaciados.
Silván, aparte de algunas palabras de compromiso con todos los aeropuertos comunitarios, se sumó a la reivindicación de León de la Riva potenciando el aeropuerto de Valladolid, como principal de la Comunidad, estando ya funcionando el de León, subvencionando vuelos desde Villanubla, que no se otorgaban a los otros, descompensando artificialmente la demanda.
Por seguir con políticos leoneses, citemos la última prueba, de la mano de Suarez-Quiñones, para hundir León. Mientras la estación de autobuses de Valladolid se presupuesta en 80 millones, la de León, que se había planeado por 8,5 M, ahora se queda en 4,6. Si en la anterior, el propio Quiñones advertía que la conexión intermodal (entre estaciones de tren y bus) sería modesta, pero se haría; con la última rebaja, nos tememos que nos invitarán a dar un paseo callejero por fuera de las estaciones.
Los anteriores casos, que sufrimos, son un ejemplo en lo que Tomé llama, como síntomas de la agonía leonesa: “la excentricidad respecto a los corredores de crecimiento, el aislamiento y la débil articulación regional».