Demolición programada de León (IV). Anular la Identidad leonesa, suplantándola por la castellana

3) Anular la Identidad leonesa, suplantándola por la castellana. “El primer paso para liquidar a un pueblo es borrar su memoria. Destruir sus libros, su cultura, su historia. Luego hacer que alguien escriba nuevos libros, manufacture una nueva cultura, invente una nueva historia. Pronto la nación empezará a olvidar lo que es y lo que fue. El mundo a su alrededor lo olvidará todavía más deprisa” (Milan Kundera).

Esta teoría, de manual, está siendo seguida por la Junta de CyL para el fin mencionado. Para ello, cuenta con la Fundación de Castilla y León, antes Villalar, que recibe más de un millón de euros al año para uniformar ambas regiones, pero aún más grave, tomando la castellana como patrón. Además de meternos por los ojos el símbolo castellanizado de Tierra de Sabor, incluye los quesos de León como “queso castellano”, o la carne de Riaño como “carne de Ávila”.

La Junta emplea el término “región” para referirse a toda la comunidad, cuando en realidad son dos: León y Castilla. Parece banal el cambio, pero es deliberado, trasladando la idea de que la región leonesa no existe. Incluso, cuando algo se refiere a la región leonesa, lo llaman el “oeste” u “occidente” de la Comunidad: lo que no se nombra no existe. Para colmo, cuando hay que citar una característica común a ambas regiones, se emplea el gentilicio castellano-leonés, o el de “castellano”, a secas. No solo eso, más grave aún es cuando a lugares, personas y hechos exclusivos leoneses, se les cita como castellanos. En numerosas ocasiones, a lugares o monumentos de la región leonesa se les tilda de castellanos, y la Junta jamás ha hecho nada por enmendar los continuos errores en tal sentido; según el dicho “el que calla otorga”, se diría que se complace con tales “errores”.

Se silencian los hitos históricos de León, mientras los de Castilla se realzan (la fiesta de Villalar, el V Centenario de los Comuneros); los de León se minimizan, se amortiguan: el 1100 aniversario del Reino de León, los Fueros de León, de Alfonso V, la Cuna del Parlamentarismo y los Decreta de Alfonso VIII de León (registrados como Memoria del Mundo por la Unesco). Estos, por su importancia, deberían ser celebrados a nivel nacional, pero la Junta los despacha con unas sencillas menciones, que no trascienden más allá de la Provincia de León.

La Junta oculta nuestras excelencias. En la promoción turística, Fitur 2021, el cartel de León se colocó en un pasillo, y no en el frente, como otras provincias. No es la primera vez.

Hasta nos han robado el último tramo del Camino de Santiago Vía de la Plata, que la Junta ha desviado en Zamora, desde Granja de la Moreruela, hacia Orense, para que no pase por León, su recorrido histórico, que realmente finaliza en Astorga, entroncando ahí con el Camino Francés. En la web turística de la Junta, a todo el Camino Francés que pasa por la Comunidad, incluido el de León, el más largo de todo el Camino Jacobeo, se le tilda de “Castellano”.

La Junta ha intentado, aprovechando reformas en la Ley de Régimen Local Naciona,l suprimir las Juntas Vecinales (sin abandonar aún la idea), que son un signo distintivo de la idiosincrasia leonesa; no en vano el 95 % de las de España están en León; Silván participó activamente en el intento. La Juntas, pedanías, son el reflejo del profundo sentir democrático del pueblo leonés, pues en concejo (reunión de vecinos) se decidían las cuestiones importantes del pueblo. Son el fundamento, y consecuencia, de la Curia regia de 1188, considerada el germen (cuna) del parlamentarismo actual. La supresión de las Juntas, no solo atentaba contra esa costumbre de toma de decisiones por el pueblo, erradicando una practica consuetudinaria ancestral, sino que muchas de las propiedades comunales de éstas, pasarían a ser controladas por la Junta. La supresión de las diputaciones, planteada por Ciudadanos, también hubiese sido demoledor para la conservación de los signos identitarios del pueblo leonés, pues, siendo la Diputaciones las garantes de su conservación, su supresión hubiera abierto la puerta a una aculturación castellanizadora que día sí, y día también, trata de efectuar la Junta.

Podríamos poner decenas de ejemplos, pero no es el propósito de este artículo hacer una prolija relación de casos que avalan el desequilibrio deliberado.

De este macabro plan, siendo doloroso, más aún lo es que políticos leoneses de altos cargos sean colaboracionistas con estas políticas, perjudiciales para el pueblo que les votó, esperando que defendieran sus intereses. Por ello, en el argumentario, hemos citado a políticos leoneses, como Silván y Suarez-Quiñones -como chicos de los recados de la Junta (Cardo dixit)-, a los que habría que añadir hoy a Cendón, que se empeña en ponernos la venda en los ojos ante las tropelías del Gobierno con el País Leonés, y en que comulguemos con ruedas de molino.

Queda meridianamente claro que la única solución para evitar la muerte del País Leonés, a manos de la Junta y los gobiernos de España, es conseguir el autogobierno, la Autonomía Leonesa.

CASTILLALEON

Demolición programada de León. (lll) Se bloquean las comunicaciones con el entorno

Ismael González Millán. Conceyu País Llionés

2) Se bloquean las comunicaciones con el entorno: Se anula o dificulta el tránsito de mercancías, cercenando la industria, y el de pasajeros, ambos fuente de actividad económica.

No solo no se desarrolla la potencialidad de León, como nodo estratégico del noroeste, sino que se bloquea todo proyecto que pudiera facilitar una comunicación ágil y eficiente con el resto de la región leonesa, con Extremadura, Andalucía, Galicia, Asturias, e incluso con Madrid.

Al igual que el engaño de la Ley de Sedes, en el plan primario de la Junta se abordó precozmente el bloqueo de León, anulando vías de transporte ya existentes, y dejando obsoletas otras. La Junta optó por clausurar el tren Vía de la Plata (que cedía Renfe -el Estado- a las nuevas Autonomías), que vertebraba la región leonesa; el tramo extremeño siguió activo (desde Plasencia al sur). Dicha vía rompía el irracional sistema radial en que todas las comunicaciones de España debían pasar por Madrid. En esta autonomía, tal sistema centralista ha sido heredado por Valladolid.

En el tramo del Manzanal, sigue sin abordarse la solución a su dificultad orogénica, para permeabilizar el tránsito hacia Galicia, por ferrocarril, que facilitase conexiones más eficaces para convoyes rápidos y pesados.

En León se ha bloqueado el desarrollo del potencial nodo logístico de Torneros, reconocido como tal por todos los partidos, y Europa, desde hace 10 años, mientras que fuera de León se están desarrollando plataformas logísticas (Valladolid, Medina del Campo…) y se proyecta una en Burgos como “nuevo” nodo estratégico del noroeste español.

Para la propuesta de la Junta a Europa, sobre el proyecto “Conectar Europa”, para el diseño del Corredor Atlántico, la Junta, en el mapa enviado a Europa, omitió el aeropuerto de León y la autovía de Burgos, a fin, sin duda, de que León no fuese tenido en cuenta para el eje principal -que ahora irá desde Portugal por Salamanca, a Valladolid y Burgos, camino de Francia; y todo apunta que tampoco lo será para el ramal secundario del noroeste. El resultado final, si la UE aprueba los planes de la Junta, confirmaría que las añagazas “junteras” han sido fructíferas.

Hace días se licitó por Adif el bypass de Olmedo, que posibilitará la derivación de los tráficos provenientes del noreste de España (Cataluña, País Vasco, Aragón…) hacia Galicia, por Zamora, obviando su paso por León y Ponferrada, como era lo esperado desde hace décadas; puede ser financiado con fondos europeos (Mecanismo Conectar Europa). Con otros proyectos complementarios, como la Variante Este (que será financiada por la UE con fondos Nex-Generation) Valladolid se convertirá, de facto, en el nodo ferroviario del noroeste de España, tanto para pasajeros como de mercancías. León sería tan solo un apeadero para carga y descarga respecto al Musel (Gijón), sin conexión moderna con Galicia. La ciudad legionense y Ponferrada perderán toda aspiración a ser núcleo neurálgico ferroviario del noroeste. Parece que, ante la dificultad técnica de aprovechar la curvatura del espacio, han optado por doblar el mapa, haciendo desaparecer un gran tramo entre Valladolid y Finisterre, para reubicar allí el noroeste de España, y acortar distancia y tiempo, con escandalosas maniobras conceptuales y antinaturales que sustenten el interés pinciano. Eso si, como las palabras son en sí definitorias, Tudanca, en lugar de tramo “noroeste” del Corredor Atlántico, le denominó el tramo “central”. El constructo ferroviario en Castilla y León ha ido dando pasos firmes para socavar la fortaleza leonesa (su ubicación estratégica) y construir la alternativa de enlace por Valladolid hacia Galicia, obviando León y Ponferrada. El leonés Silván, como consejero de Fomento, ha sido responsable principal de esos trazados, por acción y por omisión, dejando a Torneros en el abandono más absoluto.

El Ave desde Valladolid a León solo dispone de una vía (único caso de España). Para la integración ferroviaria (soterramientos, etc.) de Valladolid se han presupuestado 300 millones, para León, una limosna de 25 millones.

De la integración de Feve en León, a día de hoy, tras más de 10 años de inacción, según última visita del malogrado Ábalos, aún no saben si desde Nava se hará el acceso a León en tranvía o en autobuses. 10 años dilucidando -¿los ingenieros o los políticos que deciden?- si son galgos o podencos. 10 años en que mucha gente ya ha desistido de usar este medio de transporte (después alegan que no hay demanda), abandonando los pueblos que lo usaban habitualmente.

Por autopista, mientras el gobierno rescata las de Galicia (AP-9), y otras de España (AP-2, AP-7 y otras), en León estamos rodeados por las más caras de España: la del Huerna (AP-66), cuya concesión finalizaba en 2021, pero en el 2000 fue renovada hasta el 2050 por Aznar), y la León-Astorga (AP-71). Para ir a Madrid, hay que pagar el peaje de la autopista del noroeste, entre Adanero y Collado Villalba. Y no hay expectativas de rescatarlas.

La vía rápida León-Braganza estimularía la implantación empresarial, pues crearía un corredor rápido de mercancías desde el norte de Portugal a la Bañeza-León y salida de las mercancías hacia Gijón y los puertos atlánticos de Europa por vía marítima. Pero, mientras Portugal anuncia una amplia carretera de 12 m de ancho en sus 24 km, en los 16 de León las autoridades competentes de España solo proyectan 7m, incluido arcenes, hasta Sanabria. Las posibilidades de desarrollo empresarial se minimizan. Una vez más, queda obvio que se pretende estrangular León (y colateralmente Asturias), para que no se dinamicen sus potencialidades. Hoy los portugueses nos dan lecciones de comunicaciones, de economía.

Mientras en 2008 y 2009 Silván reclamó vehemente al PSOE de Zapatero su realización, en los presupuestos para 2013 y 2015 se negó a incluir el proyecto en los presupuestos. El también leonés Suarez-Quiñones dijo recientemente que “los que quieren la vía rápida León-Braganza, que sigan soñando”, solo se arreglará la carretera. Esperemos que la Plataforma respectiva, con la recién anexión de Colproleón, no estén entretenidos con un simple sueño.

La incomunicación, sumado al cierre de colegios y consultorios médicos (ahora también de bancos y cajeros) fuerza el abandonan de sus lugares de origen: pueblos vaciados.

Silván, aparte de algunas palabras de compromiso con todos los aeropuertos comunitarios, se sumó a la reivindicación de León de la Riva potenciando el aeropuerto de Valladolid, como principal de la Comunidad, estando ya funcionando el de León, subvencionando vuelos desde Villanubla, que no se otorgaban a los otros, descompensando artificialmente la demanda.

Por seguir con políticos leoneses, citemos la última prueba, de la mano de Suarez-Quiñones, para hundir León. Mientras la estación de autobuses de Valladolid se presupuesta en 80 millones, la de León, que se había planeado por 8,5 M, ahora se queda en 4,6. Si en la anterior, el propio Quiñones advertía que la conexión intermodal (entre estaciones de tren y bus) sería modesta, pero se haría; con la última rebaja, nos tememos que nos invitarán a dar un paseo callejero por fuera de las estaciones.

Los anteriores casos, que sufrimos, son un ejemplo en lo que Tomé llama, como síntomas de la agonía leonesa: “la excentricidad respecto a los corredores de crecimiento, el aislamiento y la débil articulación regional».

Bloqueo de Comunicaciones

Demolición programada de León (I)

Ismael González Millán. Conceyu País Llionés

En toda demolición controlada se colocan las cargas en lugares estratégicos. Para abatir una región, “pongamos que hablo de León”, los “explosivos” usados son decisiones políticas sutiles, tomadas de una en una, como el hilo de la araña, pero en su conjunto conforman una trama insalvable (la telaraña) que pretende, ya casi cumplido, no ya neutralizar al pueblo leonés, sino debilitarlo, arruinarlo, sin posibilidades de recuperación.

Los puntos estratégicos donde situar las “cargas”, son básicamente tres: 1) La actividad económica (inversiones, empresas, trabajo…); 2) Comunicaciones: condicionantes de lo anterior -la economía-, y de la movilidad de la población, que incide en la misma; 3) Identidad (historia, tradiciones, lengua). Dinamitando esos puntos clave, se garantiza la ruina de esa región, y su anulación como amenaza competitiva, para interés de los actores, la Junta/Valladolid, que así eliminan adversarios en la aspiración de hegemonía, al tiempo que deciden el destino, se apropian y disfrutan, de los recursos del pueblo dominado.

Tal plan lo viene siguiendo la Junta, con paso firme, desde la constitución de la Autonomía. Pero, en la actualidad, al menos, cuenta con el concurso del Gobierno (PSOE y UP), que, en colusión con la Junta -pactada o casual, no importa-, están despojando a León de todo proyecto que le permitiera salir del atolladero. La negativa de los aparatos del PP y del PSOE a la autonomía leonesa, presionando a sus ediles en los ayuntamientos para votar en contra, avala el contubernio. Las últimas declaraciones del presidente de la Diputación sellan la voluntad de ambos de mantener a la región leonesa como tierra nutricia, y a las órdenes de Castilla, en fin, una colonia en toda regla.

El objetivo, y víctima, es toda la región leonesa, pero se pone especial énfasis en socavar la provincia de León, para descabezar a la región, y paralizar todo intento de segregación.

Las consecuencias de la inactividad económica generan lo que vemos -y sufrimos- diariamente en León (y Zamora y Salamanca) de forma desoladora: paro (2ª tasa de actividad peor de España); emigración: cada año se van de León más de 4.000 personas, la mayoría jóvenes, que difícilmente regresarán porque asientan fuera su presente y porvenir, y generan allí su prole. Los mayores se quedan aquí, en la población más envejecida de Europa.

Todo esto lo constata y explica Sergio Tomé, geógrafo leonés y profesor de la Universidad de Oviedo, que presentó un estudio que alerta sobre la decadencia de la capital leonesa en lo demográfico, urbanístico, ambiental y social, concluyendo que es una “ciudad menguante al borde del colapso”; «la decadencia de la ciudad de León ha alcanzado dimensiones críticas», dice, y «la mengua puede derivar en colapso múltiple con proporciones desconocidas». Y añade que urge acción pública estatal para su regeneración. El problema es que las competencias para las acciones públicas necesarias para el rescate, unas son autonómicas, y dependen del organismo que está gestionado tal decadencia, deliberadamente, y obviamente no aplica los mecanismos correctores que el propio Estatuto le ofrece; y otras estatales, en que los gobiernos sucesivos parecen haber asumido la pérdida de influencia de la región leonesa y prefieren desarrollar otros territorios con más peso, y más votos, a cambio de recibir sus “atenciones presupuestarias”.

Los votos de León, parece que son incondicionales, por muchas faenas que nos hagan ambos partidos; nos maltratan impunemente, sabiendo que les seguiremos votando. León es el crisol de España, y los leoneses aún seguimos pensando, y votando, en clave nacional, olvidándonos de nuestro particular interés, incluso en plena agonía, servida por aquellos.

DEMOLICIÓN PROGRAMADA DE LEÓN

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