juan carlos

Juan Carlos García

Agradezco al Conceyu País Llionés, en especial a Carlos Cerra, por invitarme a participar en este blog. No sé si sonará extraño definirse como un castellano leonesista, no al menos para mí porque sigo muy de cerca, a veces participando de diferentes maneras, en dar voz a la lucha del País Leonés por ser reconocido como pueblo diferenciado, por su justa reivindicación en constituirse como una comunidad autónoma. Ser un leonesista más no contradice mi castellanismo, ni mucho menos, precisamente pido para los demás lo que demando para Castilla. Tampoco sonará extraño para los leonesistas que me conocen, a aquellos que saben de mi implicación por defender la lengua leonesa y a los que saben que se me llena la boca de miel cada vez que pronuncio País Leonés.

Sí, sí, digo País Leonés, a mí eso de Región Leonesa cuando quiero aludir a un pueblo milenario me sabe a algo descafeinado, nos estamos refiriendo al que fue uno de los estados más laureados de Europa, cuna del parlamenterismo, tierra de orgullosos astures, con una cultura genuina y, junto a Asturias y la Tierra de Miranda, solar de un idioma. País Leonés, así de fácil, sin ningún pero ni connotación política; al fin y al cabo se trata de un galicismo (del francés “pays”, cuyo significado es región o territorio, del cual deriva el término “paisano”), vocablo que en Francia, un estado de vocación centralista, nada sospecho de reconocer diferencias nacionales, es aceptado con naturalidad, sin que por ello los pueblos que son nombrados así, como el País de la Loira o País de Lauzun, por poner dos ejemplos, se les atribuya referencias nacionalistas. Aquí, en cambio, como ocurre con otros símbolos, el término “país” se lo han apropiado indebidamente otros para referirse exclusivamente a España. Y además, ¿acaso la Constitución española, en su artículo 2 del Texto Preliminar, no reconoce el derecho a la autonomía a las regiones y nacionalidades que la integran? Entonces, el País Leonés, heredero legítimo del Reino de León, ¿es una región o una nacionalidad como tienen reconocido Cataluña, Galicia, Euskadi, Aragón, Andalucía, Canarias o Valencia? No obstante, quien prefiera utilizar Región Leonesa, Comunidad Leonesa o simplemente León para referirse al territorio histórico es muy libre de hacerlo, no voy a entrar en debates, lo importante es el ahora, las prioridades son otras, el de existir o de desaparecer como pueblo.  

A mí me gusta hablar claro, sin tibiezas. Voy a recuperar unas líneas que aparecen en mi próximo poemario, titulado “La bandera arriada”, concretamente en “Notas del autor”. En ellas digo entre otras cosas, que la pretensión de la Junta con las provincias leonesas se llama asimilación cultural, borrar con su ruinosa Fundación Villalar (con un presupuesto anual de un millón y medio de euros), en aras a crear “un sentimiento de comunidad”, la historia, lengua y patrimonio cultural que corresponde al País Leonés, el ADN de su razón de ser. En definitiva, hablando metafóricamente, hibridar atalayas en el tronco leonés, no con el propósito de inventar castellanoleoneses, gentilicio imposible, totalmente estéril, tan absurdo como ser rusoucraniano, lombardoveneciano, gallegoasturiano o catalanoaragonés, sino con la finalidad de alcanzar una meta aún más retorcida: que el fruto a recoger de ese ente tenga tan solo la denominación de castellano. Para la Junta de la “autonosuya” no existe el pueblo leonés, sus políticas están encaminadas a aniquilarlo culturalmente, a censurar su amplia historia y dejar morir la lengua leonesa. Algo inaceptable para los demócratas, para todos los que amamos la diversidad cultural. Castilla tiene que apoyar al País Leonés, defender la identidad de este pueblo hermano. El silencio nos hace cómplices.

 

Tampoco quiero extenderme mucho más, el protagonismo de este blog, de la justa reivindicación leonesa, siempre pacífica, corresponde a vosotros, a los leoneses y leonesas que día a día trabajáis contra viento y marea para que un pueblo, el leonés, no desaparezca entre las páginas de la historia que desde un tiempo a esta parte las escriben en los despachos, lejos de tierras leonesas.

Seguid luchando, el inmovilismo de unos y otros, el de la Junta de la “autonosuya” y del poder estatal, se combate con la voz, con miles y miles de voces. Si rebosáis de sólidos argumentos, ¿por qué asumir una asimilación cultural que llevará a vuestra idiosincrasia al ostracismo? Es hora de rugir, de rugir muy fuerte, un león jamás muere sin defender su territorio.

Acabo con unos versos de una poesía que me tradujo al leonés Xairu López:

Sacudíi los pliegues que tapecen

el llión púrpura

-primer símbolu heráldicu d’Europa-

de las vuesas ciudades, conceyos y xuntas vecinales,

sacudíi esos pliegues, ¡¡¡llevantái!!!,

dende El Bierciu hasta las sierras

qu’afalagan Estremadura,

el vientu ye’l vuesu meyor aliáu.

 

¿Áu estáis?, ¿Áu?;

güei albordeciéu conos colores

d’una tarde d’iviernu.

Mañana puede morrer un país, un puebru…

morrer el País Llionés… y nun sabelo.

 

 

 

 Hoyuelos                     

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